El chico de la camisa blanca...

A veces una sonrisa de ambos lados puede decir mucho más que un catarata de palabras saliendo por la boca...
Amo sonreír y regalar sonrisas, pero no siempre recibo una de la otra parte. 
El chico de la camisa blanca me ha sonreído...
En el momento indicado en que lo necesitaba.
No se quien es y él no sabe quien soy pero espero encontrarlo nuevamente en esa escalera algún día.  

Subo la escalera mirando para abajo, los escalones me dan miedo jaja, pero cada vez que veo los pies de una persona levanto la vista. Sus pies llegaron a mis ojos en el último escalón, me miraba fijo y le sonreí, me devolvió la sonrisa.
Fui a la fotocopiadora pero estaba cerrada, así que me dirigí de nuevo a las escaleras, él jugaba al ping pong pero se tomó su tiempo para mirarme y sonreír de nuevo. 
Compré un café con leche y volví a subir a esperar que abriera, el chico de la camisa blanca estaba recogiendo la pelota del suelo, lo miré y cuando levantó la vista seguí mi camino rápidamente. Se que sonrió. 
Entré en la fotocopiadora, estaba esperando que me impriman los textos y él entró, me miraba fijamente, cuando lo miraba sus ojos se cruzaban con los míos, sonreíamos. Volvía mi vista a la chica que me atendía, me giraba a verlo cada tanto, dos veces miraba para otro lado y justo giraba cuando yo lo estaba viendo, sonreía. 
Cuando acabaron de atenderme y me dirigía a la salida, el guapo chico se apresuró a abrirme la puerta, le agradecí y le sonreí, me devolvió la sonrisa. 
Avancé unos pasos y me agaché a guardar mis copias, él siguió de largo hasta la mesa de ping pong...

El chico guapo de la camisa blanca me ha sonreído
... 

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